lunes, 3 de agosto de 2009

Quitate el parapeto que no deja ver ni la mitad de lo que vales.

Una noche de Semana Santa se convierte en todo menos en sagrada, si tras un día de escapada llega la noche, y tras unas caricias y arrumacos, terminan uniéndose los labios en un beso, corto al principio, pero que termina en sexo improvisto cargado de lujuria..


Y al dia siguiente amaneces recordando cómo es posible que una persona así haya convertido esa noche en un recuerdo que va a quedar grabado, hasta un sabado de abril en el cual se da uno cuenta de que le usan como un juguete, y a partir de ese momento conviertes toda esa pasión en un sentimiendo de asco...

Así es a menudo, la forma de ser de las mujeres fatales...